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14 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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“¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”

Lunes, 29 de abril de 2024 01:04

"Cuando mis manos agarrotadas se aferren a la vida, un denso suspiro deshabitará mis sueños". El camino y la sombra se habrán disipado.

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"Cuando mis manos agarrotadas se aferren a la vida, un denso suspiro deshabitará mis sueños". El camino y la sombra se habrán disipado.

Y casi como el día inaugural de mi fresca existencia, de ella bajaré al unísono con mi tiempo vencido. íEntonces seré recuerdo!

Imperio de orillas vacilantes empujándolas horas y el duro silencio de sus reparos. "Viviré como pienso". íAl fin es mi tiempo!

El mismo tiempo que sincero comienza a despedirse. íSin culpas ni reproches!" J.A.M.

Hacer consciente el tiempo, espacio y circunstancia es comenzar a valorar la vida, su particularísima historia y dimensión. Nada es pequeño o invalorable en su transcurso, en corto o largo período nace la consecuencia y la ley de la compensación es sistemática e irreprochable.

íCuán importante es nunca bajar los brazos! Su trascendencia comprende al todo, es decir lo que somos. Desde allí, igual al timón de barco, orientamos el rumbo y navegamos mar adentro, con frecuencia sin brújula y en días nublados, pero con el nada despreciable sentido de orientación y sensatez.

La prudencia a veces está, a veces alcanza, no siempre ajusta su medida, lo cual expone y apremia para volver a intentar.

Es el "ser humano" y su basta e inquebrantable variedad. Lo perfecto está lejos, tanto como la fe en la malicia, es razonable entonces no olvidar lo complejo de la vida.

Como bien lo señalaba Ortega y Gasset: "Soy yo y mi circunstancia". Y en esa totalidad entra el mundo... y yo. En el espacio es fácil confundir roles o valores y en corto período de tiempo el análisis y decisión es probable no sea el justo e ideal. Pero volvemos a intentar con generosa intención centrados más en la filosofía del propósito que en el menguado resultado. Y así, entre desafíos cotidianos, fracasos y logros construimos cada día nuestro relato... la vida.

No es frecuente detenernos, tomar conciencia y dimensión del valor que administramos, ínada más ni nada menos que "la vida, la existencia" y su compleja realidad!

Tiempo donde por lo general ganan las ocupaciones y dilemas materiales, aquellos que parecen o dominan el mundo quitando sueños, generando enfermedades, condenando a la esclavitud. Es así, medida que habitualmente compete a todos, salvo honrosas excepciones. Deberíamos al menos en esto imitar a los pájaros que aunque se detienen frente al esplendor de una flor, siempre la dejan porque pesa y no les permite volar. Actitud que el humano acostumbra cargando todo lo que puede y más, dificultando su camino, descansar, dormir o disfrutar el momento.

Entonces, ¿si tan claro lo tenemos, dónde se esconde el cómplice de la esclavitud? Diría que son culpas compartidas. Por un lado, la fragilidad de la personalidad de cada jugador (o ser humano), por otro, la misma sociedad creando a cada paso trampas (construidas por el mismo jugador) que cazan incautos de diferentes niveles y pareceres.

íMuy bien podríamos aquí asemejar el trabajo de la araña extendiendo su tela aguardando al desprevenido!

Todo parece hecho para que sobreviva quien despunta inteligencia, astucia y voluntad. ¿Por qué menciono todo esto? Al comenzar mencioné una despedida, pero en este relato busco que con claridad sepa "la vida" que nunca fuimos ni tan inocentes, ni tan bárbaros. Solo intentamos hacer nuestro pensar y parecer. Que no es poco en tan irrevocable, corto y mezquino período de tiempo. Conscientes o inconscientes en cada minuto estamos despidiéndonos de la vida con la particular forma de ser.

"Amé, fui amado, el sol acaricio mi faz. íVida, nada me debes! íVida, estamos en paz!". Amado Nervo (1870-1919).

 

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