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8 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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A 61 años de la muerte del gran poeta Martín Raúl Galán, su obra y amor por Jujuy

Lunes, 15 de enero de 2024 01:01

Yo tenía colgado junto a mi cama un collage de dibujos y poemas, entre estos: “Colla muerto en el ingenio” del Poeta Raúl Galán, cortado de su Libro “Carne de Tierra”. Me arrepentí en el tiempo por semejante tropelía, el poema se perdió y me quedé con uno de mis mejores libros mutilado.

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Yo tenía colgado junto a mi cama un collage de dibujos y poemas, entre estos: “Colla muerto en el ingenio” del Poeta Raúl Galán, cortado de su Libro “Carne de Tierra”. Me arrepentí en el tiempo por semejante tropelía, el poema se perdió y me quedé con uno de mis mejores libros mutilado.

 Era adolescente en aquellos días de mis avatares, tan llenos de amores y de sueños. La primavera parecía eterna y la muerte un asunto no pensado. En esos días conocí al poeta de vista, en dos o tres oportunidades lo vi caminando en cercanías de plaza Bel‑ grano y en la calle del mismo nombre, lo recuerdo como en la foto del libro que hoy se presenta, siempre muy pulcro y muy distante. En mis ideas de adolescente no lo podía relacionar con el poema colgado en la pared.

Pero en esa intuición temprana, ya el poema, ya el libro “Carne de Tierra”, ilustrado con dibujos de Luis Szalay, me parecían una verdadera magia. Conjunción de Arte, paradigma de la literatura de Jujuy. En el prólogo lírico, en su primer verso, define su identidad: “yo soy de aquí” y si queremos dar una connotación religiosa a su discurso lírico podemos ver que él nació para ser poeta, “sólo para honrar mi tierra”.

 

Luego un título, podríamos decir de utilería de tablas, pero excepcional como intención poética: “El teatro del asombro”. ¿Acaso, no es otra cosa Jujuy que una muestra de paisajes sorprendentes en cada región de su privilegiado suelo? Y al hablar de “asombro”, Galán en “defensa del Rapsoda” dice: “la poesía es la confidencia del asombro. à “ella debió estar presente en la creación del lenguaje”.

El poeta para mostrar Jujuy en su “Teatro de asombro” corre el telón y aparece “El Llano”, ese espacio verde terroso, que se abre en el este y ocupa el Valle de San Francisco, que tiene a sus espaldas las lejanas comarcas de El Fuerte y Santa Bárbara y a su frente Calilegua y Valle Grande y dice el poeta: “bramando está la siesta en los chañares; / y lo‑ cas de coyuyos, las tinajas /maduran para el sueño de las cajas // Éste es mi cielo y éstos son mis lares” Szalay, lo acompaña con una bella madona, recostada desnuda, en la grama de un mágico tajamar. “La Ciudad” es el Valle de Jujuy para Galán y juegaà y sueña cuando canta: “Dios mío, me pa‑ rece que te asomas / y vienes a decir cuánto nos amas / mientras Jujuy se quema entre las llamas / de un lapacho encendido por tus bromas.”

Y nos mira con los ojos inquietos de Szalay quien también arma con su tinta un verdadero poema: “íVenid todos a ver, qué maravilla!” En “La Quebrada”, Szalay con dedos de Medardo dibuja “sus arcángeles rubios en bandada. Y el Poeta ya embriagado por tanto asombro nos dice: “Ved cómo resplandece la Quebrada, / prodigio de perfecta artesanía; / ved como se esforzó la geografía / por dejar de ser tierra inanimada. Y cierra con una imagen que es una impronta propia para esta tierra y su más delicada arte poética: Por aquí pasó Dios enamorado. / Lo dice el ademán y la figura / de este viejo cardón arrodillado.” La Puna para el Poeta es el viento, la soledad “y la sal de los yermos en las alturas” y dice con entonación definitiva: “El viento aquí maldice la fortuna / à ¿No es su grito de toro lo que suena / en los roncos erquenchos de la Puna? Szalay mimetiza en su di‑ bujo al toro con el cuerno y logra el grito del viento en la Puna. Galán, poeta del valle de San Francisco, con su “Coya muerto en el ingenio”, deja una huella grabada en el campo de la poesía social de Jujuy cuando dice: Se murió sin querer, casi forzado, / íY vino el capataz rompiendo va‑ les / a dejarlo cesante por finado! /à ¿Qué remotas, qué cándidas majadas, / cuidarán sus afanes pastoriles / en las altas y azules hondonadas?...// Mientras muelen su sombra en el trapiche. Raúl Galán, recibido de profe‑ sor de literatura en la Universidad de Tucumán, ejercerá la docencia y publicará su primer libro “Se me ha perdido una Niña” (1951), a la par desarrollará una actividad literaria, integrando el Grupo “La Carpa” y con el bagaje de la formación universitaria in‑ tentará su segundo libro: “Carne de tierra” (1952), de elevada carga poética y depurada estructura lí‑ rica, sostenida por el conocimiento y la sensibilidad del poeta. Galán, con sus vitales 50 años, nos dejó una obra perdurable.

 En 1960 publica: “Ahora o nunca”, lo que parece en la vida del poeta un nombre premonitorio y con su “Canto a Jujuy” también del mismo año, serán sus últimas publicaciones, luego vendrán las realizadas en forma póstuma como: “Las Coplas del último día” don‑ de anotó: “Ya relincha el nuevo día, / caballito de la suerte: / es un galope la vida, / que lleva justo a la muerte  Ay, estrella amanecida, / ramito de albahaca verde, / el camino de la vida / es camino de la muerte.” Se dijo muchas veces, que por la muerte trágica que tuvo, un accidente automovilístico, el 15 de ene‑ ro de 1963 en Baradero, provincia de Buenos Aires “dejó una obra in‑ conclusa”, esto es una conjetura. Con seguridad podemos afirmar, que, por sus conocimientos, experiencia y creatividad, podría haber publicado muchos más libros, con 30 años o más de vida.

Pero lo importante es que con 50 años nos de‑ jó una obra trascendente para la tierra que tanto amó y valoró, sin ninguna duda. Recupero como un indicio de su finitud y su acendrado amor a la tierra, cuando dice en el “Canto a la patria”: yo soy menos que un soplo / un efímero sueño / nada, / pero estoy aquí para alumbrar el mundo / y detener el tiempo con unas palabras, / estas: / Mi patria es la Argentina. Reflexiono sobre el hacer poético del gran vate ledesmense y en su Credo Definitorio: “pienso que no hay labor más ardua, más profunda, / que esta tarea de hacer confidencias del asombro. // En verdad que nada hay más difícil / ni más heroico / que desafiar la muerte en un poema.

” Hace poco, hablamos de otro gran poeta, Don Domingo Zerpa, con motivo del primer aniversario de su muerte (falleció el 20 de mayo de 1999) en esa oportunidad presentamos su libro póstumo “Tranco a Tranco” que completa su obra poética y que sin duda también encierra un trabajo paradigmático, como lo es su Pu‑ ya Puyas. En las obras de estos dos crea‑ dores encontramos un mismo interés temático, en algunos de sus trabajos, considerando que parten de distintas latitudes del en‑ torno geográfico jujeño, lo dos tratan de expresar el color local. Por supuesto, manejan diferentes entonaciones poéticas, pero con profundos sentimientos por el hombre y por la tierra que los vio nacer para Zerpa, es su tierra tristona, desnuda, lejanaàque está en las alturas.

 Y se encuentra con Zerpa, quien dice: Del ingenio vengo / pobre como cuando / por un par de botas / salí de mi pago. //La culpa la tienen / las cañas de abajo, / que si dan azúcar / también dan guarapo. A estos dos poetas, como decía de distintas latitudes, por el tiempo de producción de sus prime‑ ros libros, se los podría considerar de diferentes generaciones; hay 20 años entre el nacimiento de “Puya Puyas” (1932-33) y “Se me hay perdido una niña” (195152) y “Carne de tierra” (1952); pero la diferencia, de las edades biológicas, entre Zerpa y Galán es de 4 años, nacen en 1909 y 1913 respectivamente. Ambos partieron para el sur buscando un des‑ tino de progreso intelectual. Zerpa con sus jóvenes 22 años ya había producido su primer libro y viajaba con su “puya” bajo el brazo a la lejana Buenos Aires, en cuyo entorno provincial se recibirá de profesor de literatura y ejercerá la docencia durante 30 años, desarrollando paralelamente una tarea literaria, en forma individual para enriquecer su obra. Y en consonancia con el desafío poético de Galán, y en ese juego entre la vida y la muerte.