¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

De outsider a pragmático

Lunes, 18 de diciembre de 2023 20:48

El domingo 19 de noviembre se consumó en las urnas del balotaje un capítulo relevante de la reconfiguración del sistema político. Ese proceso, que venía desplegándose en los últimos años bajo la forma de la disgregación de las coaliciones y del ocaso de los principales liderazgos, se precipitó con el triunfo del candidato de La Libertad Avanza sobre el peronismo y la previa derrota (y posterior ruptura) de Juntos por el Cambio.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El domingo 19 de noviembre se consumó en las urnas del balotaje un capítulo relevante de la reconfiguración del sistema político. Ese proceso, que venía desplegándose en los últimos años bajo la forma de la disgregación de las coaliciones y del ocaso de los principales liderazgos, se precipitó con el triunfo del candidato de La Libertad Avanza sobre el peronismo y la previa derrota (y posterior ruptura) de Juntos por el Cambio.

Si Sergio Massa representaba, como camino hacia la reconfiguración, una reforma del sistema desde dentro, con la promesa de dejar atrás la grieta inmovilizadora y convocar a un gobierno de unión nacional con representantes de diferentes fuerzas políticas, sociales y empresariales, el voto ciudadano prefirió el camino que ofrecía Milei: barrer el escenario con un outsider y dar paso, a suerte y verdad, a una experiencia diferente aunque luciera aventurada.

Irónicamente, al convertirlo en presidente, ese voto empieza transformar la naturaleza de outsider de Milei antes aún de asumir: naturalmente recaen sobre él responsabilidades que no tenía como candidato y que se le han traspasado con una elección que lo empoderó en la misma medida en que desarticuló, desflecó y desempoderó al gobierno saliente.

Por otra parte, el resultado de las urnas, al proyectar a los libertarios a funciones de gobierno, incorpora a su propia fuerza al proceso de reconfiguración: lo que se proclamaba durante la campaña (consignas y candidaturas a cargos y responsabilidades en el escalafón) se modifica en las vísperas de la etapa de gobierno.

La reconfiguración plena del sistema reclama una estrategia de unidad nacional, de ampliación de la plataforma de gobierno.

La unión nacional es una política de convergencia y participación colectiva, más indispensable aún, si se quiere, para un gobierno que puede ostentar fuerte respaldo de la opinión pública, pero que se canalizó por otras vías a la hora de renovar el Congreso y poderes provinciales.

Milei ha reclutado cuadros principalmente entre excompañeros de trabajo en Aeropuertos Argentina 2000, la plataforma empresarial de Eduardo Eurnekián, y entre ejecutivos de otras grandes empresas nacionales e internacionales (caso Techint).

El horizonte de la solución económica del país es la consolidación de lo que Pablo Gerchunof llamó "coalición popular exportadora". A ella hay que confluir desde distintos puntos.

Menemista, ¿En broma o en serio?

El pragmatismo de Milei empezó a exhibirse en su actitud de diálogo con el presidente saliente, un paso que constituye una señal de civilización política. En ese encuentro, incidentalmente y con una sonrisa, Milei se describió a sí mismo como "menemista; no como Macri, que es más gorila". Era una broma, aunque no por ello carecía de sentido. Milei está orgulloso de su carácter de "primer presidente liberal-libertario en la historia del mundo", pero admira el pragmatismo de Menem y su capacidad para reformar el país tomando con eclecticismo los aportes de distintos sectores (por caso, el de su también admirado Domingo Cavallo).

"Si Milei dice que es menemista le daríamos la bienvenida al menemismo -apuntó Carlos Corach-. Ahora, el futuro dirá cómo es su gobierno, ¿no es cierto? Nadie puede anticipar cuáles van a ser las medidas que va a tomar, cuáles van a ser las conductas con que se va a manifestar ante la sociedad, cuál va a ser su tolerancia ante las opiniones distintas...".

A diferencia de Milei, sin embargo, Menem no era un outsider de la política: llegó a la presidencia con una historia y una identidad política sobre sus hombros y con la experiencia de haber gobernado su provincia casi tres períodos. Triunfó en una amplísima interna partidaria y de inmediato convocó a los mejores cuadros de la otra fracción a colaborar con él (integró a los derrotados en cargos de gran responsabilidad, pero no armó una coalición).

Es probable que Milei se autoperciba menemista en este último sentido: como el riojano, él parece dispuesto a aprovechar aportes de otros sectores, pero no a constituir alianzas que lo limiten o determinen. Con Daniel Scioli en Brasil y con la designación de Rodolfo Barra como futuro Procurador del Tesoro, Milei dio nuevas señales de que la lógica con la que actúa no está impregnada del antiperonismo al que quieren inducirlo otros sectores.

Para presidir la Cámara de Diputados Milei eligió al diputado riojano Martín Menem, que no tiene ninguna experiencia parlamentaria pero forma parte de una dinastía con historia política: es hijo de Eduardo Menem (presidente provisional de la Cámara de Senadores durante la década que gobernó su hermano Carlos, obviamente tío de Martín), hermano de Adrián, que también fue diputado, y primo de Lule Menem, libertario como él y militante y operador con tres décadas de experiencia en su provincia y en la escena nacional. El domingo empezó un nuevo ciclo, pero probablemente no concluya el proceso de reconfiguración política. La transformación no se detiene.

* Centro de Reflexión Política Segundo Centenario

PUBLICIDAD