Enero y febrero en cuestiones de lluvias de verano fueron meses de sequía y si bien en marzo llovió un poco más, las temperaturas fueron más elevadas que los meses anteriores. Para los cultivos extensivos esa situación climática tendrá una afectación negativa enorme; pero también quienes esperaban el descenso de la temperatura en marzo perdieron alrededor del 80 por ciento de los plantines de hortalizas y las consecuencias se verán en julio y agosto cuando el tomate, los pimientos, las berenjenas o los zapallitos sean un verdadero lujo por el precio.
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Enero y febrero en cuestiones de lluvias de verano fueron meses de sequía y si bien en marzo llovió un poco más, las temperaturas fueron más elevadas que los meses anteriores. Para los cultivos extensivos esa situación climática tendrá una afectación negativa enorme; pero también quienes esperaban el descenso de la temperatura en marzo perdieron alrededor del 80 por ciento de los plantines de hortalizas y las consecuencias se verán en julio y agosto cuando el tomate, los pimientos, las berenjenas o los zapallitos sean un verdadero lujo por el precio.
"Al momento del trasplante que habitualmente se hace en marzo, los plantines requieren mucho cuidado y que el clima acompañe ese proceso hasta que en la tierra enraícen y se pongan vigorosos. Los productores buscamos acorde al pronóstico, 3 o 4 días del mes de marzo cuando la temperatura desciende para hacer el traspaso desde la bandeja de germinación al campo. Pero este año las temperaturas superaron los 38 grados y nos quemó un 80 por ciento de los plantines", explica el productor de Colonia Santa Rosa Fernando Ortiz. "Venimos de la germinación en enero, a tener los plantines en marzo y esa ventana que tenemos para llevarlos al campo es de esos pocos días y si no se hace en ese momento implica que hemos perdido la temporada".
Pero no solo a los productores de hortalizas del norte les sucedió eso. Quienes producen cultivos extensivos tuvieron esa ventana de 4 o 5 días para sembrar en marzo pero casi inmediatamente cayeron lluvias torrenciales y la consecuencia fue la misma: se malograron las semillas y muchos pueden considerar que también han perdido una gran parte de la producción anual.
Las razones del encarecimiento
El tomate, el pimiento, el zapallito o la berenjena parecería que a la verdulería del barrio y por ende en la mesa familiar llegan por generación espontánea pero nada más lejos de la realidad. Un verano tan impiadoso como lo explica Ortiz, con el 80 por ciento de los plantines malogrados tendrá la lógica consecuencia en los próximos meses que se traducirá "en el encarecimiento de esos productos ya que el que logró sobrevivir a esta situación va a tener precios altos".
Pero el desafío de los productores del norte no termina allí ya que tendrán que esperar la llegada del invierno y tomar las precauciones para que una helada de proporciones y además imposible de prever con suficiente antelación, no termine con lo poco que quedó y se salvó del impiadoso calor que se extendió mucho más de lo previsto. Y es que estos últimos años en materia de clima a consecuencia del fenómeno de El Niño han sido especialmente difíciles.
Actualmente lo que se consume de hortalizas o tubérculos en Salta a contra estación del norte, proviene de la provincia de Mendoza y en el caso del tomate registra un precio muy elevado a comparación de lo que sucedía una mes atrás. "Lo que nos sucede a nosotros le ocurre a los productores de otras regiones como Mendoza o La Plata porque el mapa de producciones se divide más o menos en esas tres regiones. El encarecimiento se produce porque en algún lugar tuvieron problemas con un hongo, un calor tardío o cualquier otro factor que encareció el producto. Y en un mercado tan volátil, el mismo tomate que hace dos semanas estaba a $4 mil el cajón pasa a $25 mil. Ese precio se mantendrá por unos días hasta que la producción de otra zona cubra la demanda y volverá a bajar"
En relación al norte, Ortiz explica que "en un par de semanas más recién esperamos la producción de Jujuy de Chalicán, Fraile Pintado, Aguas Calientes o Yuto. Y recién para junio, julio y agosto la producción de los departamentos del norte de Salta estarán en la mesa familiar".
Toneladas de productos que se arrojan como desperdicios
Pero en el otro extremo, está la sobre producción lo que implica vender sin precios de referencia, algo que para los productores resulta aún más perjudicial . Actualmente un kilo de tomate alcanza los $2 mil en cualquier verdulería y cuando ingrese lo de Jujuy seguramente bajará a menos de la mitad. Pero cuando hay sobre producción es habitaul ver las banquinas de la ruta 34 en el tramo norte llena de tomates o tantos otros productos que tienen ese destino en un país donde la falta de alimentos sigue siendo un verdadero drama en miles de familias. Cuál sería la solución para hacer el aprovechamiento y que nada se desperdicie es la pregunta casi obligada a productores como Ortiz que conocen los vaivenes y los secretos de esta actividad de tanto riesgo como es el trabajo diario de la tierra:
"En la zona no tenemos industria a excepción de Salvita (Salvador Muñoz en Embarcación) que tiene su envasadora de pimientos y eso, la industrialización sería necesaria para aprovechar todo lo que se produce . En el momento de producción se separa lo que se pondrá a la venta como fruta fresca en el caso del tomate, de lo que irá a la industria. La mayor parte del tomate con este segundo destino se procesa en Mendoza que cuenta con grandes establecimientos y por eso una botella de tomate peritas triturados o una lata están más barato que el producto de la verdulería".
En una región como el norte argentino donde por décadas se han volcado millones en asistencialismo parecería ser que a pocos se les ocurrió pensar que la industrialización de lo que la región produce haría un aprovechamiento más efectivo y generaría fuentes de trabajo genuino para muchos de esos mismos beneficiarios que a falta de trabajo sostenido deben recurrir a un plan social.