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6 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Por el calor del verano, los productores de Salta temen que escaseen el tomates, pimientos y zapallitos

Enero y febrero fueron secos, marzo trajo algo de lluvia pero con temperaturas altas, perjudicando a los cultivos. Hubo pérdidas significativas en plantines de hortalizas debido al clima extremo. Las lluvias torrenciales en marzo también afectaron a los cultivos extensivos. 
Lunes, 22 de abril de 2024 09:40

Enero y febrero en cuestiones de lluvias de verano fueron meses de  sequía  y si bien en marzo llovió  un poco más, las temperaturas fueron más elevadas que  los  meses anteriores. Para los cultivos extensivos esa situación climática tendrá una afectación negativa enorme; pero también quienes esperaban el descenso de la temperatura en marzo perdieron alrededor del 80 por ciento de los plantines de hortalizas y  las consecuencias se verán en julio y agosto  cuando el tomate, los pimientos, las berenjenas  o los zapallitos sean un verdadero lujo por el precio.

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Enero y febrero en cuestiones de lluvias de verano fueron meses de  sequía  y si bien en marzo llovió  un poco más, las temperaturas fueron más elevadas que  los  meses anteriores. Para los cultivos extensivos esa situación climática tendrá una afectación negativa enorme; pero también quienes esperaban el descenso de la temperatura en marzo perdieron alrededor del 80 por ciento de los plantines de hortalizas y  las consecuencias se verán en julio y agosto  cuando el tomate, los pimientos, las berenjenas  o los zapallitos sean un verdadero lujo por el precio.

"Al momento  del trasplante que habitualmente se hace en marzo, los plantines requieren mucho cuidado y que el clima acompañe ese proceso hasta que en la tierra enraícen y se pongan vigorosos.  Los productores buscamos  acorde al pronóstico, 3 o 4 días del mes de marzo  cuando la temperatura desciende  para hacer el traspaso desde la bandeja de germinación al campo. Pero este año las temperaturas superaron los 38 grados y nos quemó un 80 por ciento de los plantines", explica el productor de Colonia Santa Rosa Fernando Ortiz. "Venimos de la germinación en enero, a tener los plantines en marzo y esa ventana que tenemos para llevarlos al campo es de esos pocos días y si no se hace en ese momento implica que hemos perdido la temporada".

Pero no solo a los productores de hortalizas del norte les sucedió eso. Quienes  producen cultivos extensivos tuvieron esa ventana de 4 o 5 días para  sembrar en marzo  pero casi inmediatamente   cayeron lluvias torrenciales  y la consecuencia fue la misma: se malograron las semillas  y  muchos pueden considerar que también han perdido una gran parte de  la producción anual. 

Las razones del encarecimiento

El tomate, el pimiento, el zapallito  o la berenjena  parecería que  a la verdulería del barrio y por ende en la mesa familiar  llegan por generación espontánea pero nada más lejos de la realidad. Un verano tan impiadoso como lo explica Ortiz, con el 80 por ciento de los plantines malogrados tendrá la lógica consecuencia en los próximos meses que se traducirá "en el   encarecimiento de esos productos ya que el que  logró sobrevivir a esta situación va a tener precios altos".

Pero  el desafío de los productores del norte no termina allí ya que tendrán que esperar la llegada del invierno y tomar las precauciones para que una helada de proporciones  y además imposible de prever con suficiente  antelación, no termine con lo poco que quedó  y se salvó del impiadoso calor que se extendió mucho más de lo previsto.   Y es que estos últimos años en materia de clima a consecuencia del fenómeno de El Niño han sido especialmente difíciles. 

Actualmente lo que se consume de hortalizas o tubérculos  en Salta   a contra estación del norte,  proviene de la provincia de Mendoza y en el caso del tomate registra un precio muy elevado a comparación de lo que sucedía una mes atrás. "Lo que nos sucede a nosotros le ocurre a los productores de otras regiones como Mendoza o La Plata porque el mapa de producciones se divide más o menos en esas tres regiones. El encarecimiento se produce porque en algún lugar  tuvieron problemas con un hongo, un calor tardío o cualquier otro factor que encareció  el producto. Y en un mercado tan volátil,  el mismo tomate que hace dos semanas estaba a $4 mil el cajón pasa a $25 mil.  Ese precio se mantendrá por unos días   hasta que la producción de otra zona cubra la demanda y volverá a bajar"

En relación al norte, Ortiz explica que "en  un par de semanas más recién esperamos la producción de Jujuy  de  Chalicán, Fraile Pintado, Aguas Calientes  o Yuto. Y recién para junio, julio y agosto la producción de los departamentos del norte de Salta estarán en la mesa familiar". 

Toneladas de productos que se arrojan como desperdicios

Pero en el otro extremo,  está la sobre producción lo que implica vender sin precios de referencia, algo que   para los productores resulta aún  más perjudicial .     Actualmente  un kilo de tomate alcanza los $2 mil en cualquier verdulería y cuando ingrese lo de Jujuy seguramente bajará a menos de la mitad. Pero cuando hay  sobre producción  es habitaul ver las banquinas de la ruta 34 en el tramo norte llena de tomates  o tantos otros productos  que tienen ese destino en un país donde la falta de alimentos sigue siendo un verdadero drama en miles de familias. Cuál sería la solución para hacer el aprovechamiento y que nada se desperdicie es la  pregunta casi obligada a productores como Ortiz que conocen los vaivenes y los secretos de esta actividad de tanto riesgo como es el trabajo diario de la tierra:

"En la zona no tenemos industria  a excepción de Salvita  (Salvador Muñoz en Embarcación)  que tiene su envasadora de pimientos y eso, la industrialización  sería necesaria para aprovechar todo lo que se produce . En el momento de producción  se  separa lo que se pondrá a la venta como fruta fresca en el caso del tomate, de  lo que irá a la industria. La mayor parte del tomate con este segundo destino se procesa en Mendoza que cuenta con grandes establecimientos y por eso una botella de tomate peritas triturados o una lata están más barato que el producto de la verdulería". 

En una región como el norte argentino donde por décadas se han volcado millones en asistencialismo parecería ser que a pocos se les ocurrió pensar que la industrialización de lo que la región produce  haría un aprovechamiento más efectivo y  generaría fuentes de trabajo genuino  para muchos de esos mismos beneficiarios que a falta de trabajo sostenido deben recurrir a un plan social.

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