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La revista "Ciencias y Letras", un fresco de la Salta del '900

Lunes, 22 de abril de 2024 01:57

Hace más de un siglo, en 1906, salió a la luz en la ciudad de Salta la revista "Ciencias y Letras". Antes de ella se conocen muy pocos casos de revistas. Puede señalarse para el siglo XIX "El amigo de la infancia", mensual, aparecida en 1874 y dirigida por Francisco Alsina; el "Boletín Escolar", aparecido en 1897, dirigida por José E. Alderete y donde escribieron muchos intelectuales salteños de la época; "La Revista", aparecida en 1897 bajo la dirección de W. Gorriti; "El educador salteño" (1897) y el "Búcaro Salteño" (1899).

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Hace más de un siglo, en 1906, salió a la luz en la ciudad de Salta la revista "Ciencias y Letras". Antes de ella se conocen muy pocos casos de revistas. Puede señalarse para el siglo XIX "El amigo de la infancia", mensual, aparecida en 1874 y dirigida por Francisco Alsina; el "Boletín Escolar", aparecido en 1897, dirigida por José E. Alderete y donde escribieron muchos intelectuales salteños de la época; "La Revista", aparecida en 1897 bajo la dirección de W. Gorriti; "El educador salteño" (1897) y el "Búcaro Salteño" (1899).

Ya en el siglo XX, en 1904, vio la luz la revista salteña "Quo Vadis", quincenal, sobre temas literarios, sociales y de interés general, dirigida por Nicolás López Isasmendi. Colaboraron allí importantes figuras como Casiano Hoyos, David Zambrano, Delfín G. Leguizamón, Agustín Usandivaras y las señoritas Benita Campos y María Torres Frías, las que luego se destacarían como historiadora y poeta respectivamente.

Benita Campos crearía en 1907 la revista literaria y social "Güemes", cuyo verdadero carácter fue el histórico y donde colaboraron destacados historiadores del país y del extranjero. Por suerte mucha de esta información sobre diarios, revistas y otros impresos de la Salta de antes fue recopilada y publicada por Miguel Solá en su libro "La Imprenta en Salta: Cien Años de Prensa (1824-1924)" (Buenos Aires, 1924, 138 p.), hoy una fuente bibliográfica preciosa e ineludible.

La revista "Ciencias y Letras" salía quincenal, en formato de 15 x 22 cm, con un mínimo de 60 páginas, buen papel y tapas de cartulina, bajo la dirección de Florentino M. Serrey. Se identificaba como el órgano del centro "Fomento Intelectual", fundado por los profesores de la Escuela Normal de Maestras. La suscripción anual era de 9 pesos moneda nacional y se imprimía en la calle Caseros 637, en la imprenta y librería "La Industrial" de Antonio Rodríguez. Acompañaban a Serrey como secretario Alcides G. Suarez y como administrador Alfonso Baissac. A ellos se sumaban seis redactores, los doctores Pedro J. Frías, Sidney Tamayo y David Zambrano, los señores Francisco M. Núñez y Ricardo López, y la señorita María Torres Frías, destacada poetisa y escritora salteña.

El espíritu de un siglo naciente

Tengo en mis manos el número 2, de agosto de 1906 que nos permite apreciar cuál era el espíritu de la época y el pensamiento de aquellos salteños decimonónicos.

Entre las ideas directrices se menciona que la mentada asociación de "Fomento Intelectual" fue la de "…hacer revivir en la memoria del pueblo la actuación de aquellos hombres, especialmente los hijos de la provincia de Salta que, por sus talentos, sus virtudes y la época histórica en que practicaron estas facultades, están incluidos entre los creadores indisputados de este gran organismo político-civilizador que llamamos República Argentina".

El número mencionado aquí como referencia se inicia con una interesante biografía del doctor Facundo de Zuviría escrita por Ricardo López, en base a documentación que conservaban sus descendientes. A continuación, se describe el acto de colación de las maestras normales egresadas en 1905, sus nombres, los discursos, el programa ceremonial y la fiesta realizada en los salones del Club 20 de Febrero. Los diplomas fueron entregados personalmente por el gobernador David Ovejero, quien fuera antecedido y precedido en su mandato por Ángel Zerda.

Historia, razón y Fe

Uno de los discursos fue pronunciado por el Dr. Sidney Tamayo (1844-1910). Tamayo fue un importante médico salteño que se educó en Entre Ríos, becado por Urquiza, prestó servicios en la Guerra del Paraguay, participó de numerosas misiones para combatir epidemias y fue senador provincial, gobernador interino y diputado nacional. Donó la manzana de Entre Ríos y Sarmiento para que se construyera allí el Hospital de Niños. Escribió libros sobre Urquiza y sobre el colegio de Concepción del Uruguay donde estudió. Tamayo basó su discurso en la virtud de la caridad, en el rol educativo de las maestras primarias, en las virtudes y sentir patrio, buscando inflamar a esos corazones jóvenes y saludando en ellas la inteligencia y la belleza.

Una de las aficiones de los bibliófilos es encontrar en los ejemplares del libro físico, en papel, anotaciones al margen, fotos, postales, estampillas, sellos de viejas librerías, hojas secas y otros tesoros que se fueron almacenando allí de poseedor en poseedor. Mi viejo ejemplar tiene al final del discurso de Tamayo unos párrafos manuscritos en delicada letra caligráfica, tipo hormiga, de alguien que debió de ser un enemigo solapado, muy probablemente un sacerdote. Escribe: "…No ha dicho [Tamayo] una sola palabra iluminadora del camino que, como responsables ante la Sociedad, han de seguir llevando de la mano en sus primeros pasos a la niñez… ¿Cómo interpretarán la caridad si ninguna de las demás virtudes que se las enumeran sin haber recibido ni antes ni ahora, un chispazo, siquiera, de la Fe, del conocimiento y amor de Dios - de la Razón Divina- de la razón de todas las razones que obstinadamente queréis suplantar con los falsos alardes de la razón humana, razón vana y soberbia en cuanto desdeña y se aparta de la esencia de su Creador?

¡Oh Tartufos del siglo XIX que habéis volcado sobre la Tierra todas las heces del infierno con la Soberbia Liberal! Bien caro pagarás ese pecado."

Tamayo se educó en un colegio masón y becado por Urquiza. La confrontación intelectual y dialéctica surge a las claras en ese texto anónimo.

El otro discurso corresponde al Dr. Pedro J. Frías (1854-1909). Salteño de nacimiento y médico de profesión, también le tocó participar de la Guerra del Paraguay y de las campañas epidémicas del cólera como su colega Tamayo. Fue gobernador de Salta y senador nacional, además de profesor del Colegio Nacional y de la Escuela Normal. Como se estilaba en aquellos años, el discurso es de verba florida, casi barroco, apelando a la naturaleza y a los clásicos griegos.

Comienza con una invocación geológica: "Como surgieran los Andes del seno profundo de las aguas para elevarse majestuosos, espléndidos en el diáfano azul de los cielos de América, bañándose allí en torrentes de luz; como se formaran nuestras floridas, fecundas e inconmensurables llanuras y lujuriosas selvas; como brotaran de sus fuentes inagotables nuestros gigantes ríos…". Y sigue así su largo discurso en un parangón entre la evolución geológica del planeta Tierra y la evolución del hombre hasta llegar a los próceres de Mayo y otras efemérides en los nombres de Moreno, Rivadavia, Belgrano, Güemes y San Martín.

El discurso se dirige a elevar el espíritu de esas jóvenes maestras que van a salir a cumplir el rol de educar a los futuros niños en la noble carrera del magisterio.

Un paisaje de época

Luego continúa un artículo de V. de la Vega titulado "El trabajo manual educativo" donde defiende la importancia que a la par de las lecciones teóricas no se descuide en los niños los trabajos manuales.

También escribe en ese número María Torres Frías (1883-1954), poetisa, docente y escritora salteña quien deja unas páginas literarias a la que titula "Crepusculares". Como se aprecia es la única mujer en un grupo dominante de hombres y se la recuerda, además, por haber bregado por la educación de las niñas. Francisco M. Núñez, escribe un largo artículo titulado "La matemática y el saber humano" donde brega por demostrar la importancia de las matemáticas en todos los estudios de las ciencias, especialmente las ciencias de la naturaleza, y cita en su favor a Humboldt, Roger Bacon, Francis Bacon, Spencer, entre otros.

Luego se tiene un artículo sin firma sobre "Jurisprudencia de los Tribunales de la Provincia". También aparece un largo escrito traducido del francés sobre fisiología aplicada "La ósmosis y la crioscopía", escrito por Hallión del Colegio Médico de Francia. No deja de llamar la atención el nivel de este artículo y su traducción sin firma. F. López escribe un artículo corto titulado "La historia y sus regresiones". Francisco M. Núñez escribe un segundo artículo en la revista al que titula "La institución normal: su reforma necesaria", en referencia a cuestiones pedagógicas y didácticas. Bajo la firma M.S. (¿Miguel Solá?) hay un muy interesante artículo sobre las dos viejas ciudades de Esteco a lo largo del río Pasaje y sus extinciones, la última por el sismo de 1692.

Luego se tiene un artículo sobre "Las conferencias del Padre Grotte", sacerdote alemán que llegó a Buenos Aires en 1884. Las conferencias versaron sobre "La huelga en su faz económica" y otra sobre "El libre pensamiento". Federico Grotte fue el que inició las peregrinaciones a Luján.

También se acompaña la necrológica de don Miguel Fleming (1829-1906), destacado farmacéutico irlandés radicado en Salta y genearca de un gran árbol genealógico de salteños, escrita por Francisco Núñez.

Finalmente, tablas demográficas, observaciones meteorológicas, estadísticas policiales, salutaciones a la revista de los diarios El Liberal, El Cívico y Tribuna Popular. Un punto aparte lo constituyen al final unas páginas a color con publicidad de casas comerciales, especialmente tiendas, sastrerías, almacenes, mercerías, ferreterías y librerías (Urrestarazu, Viñuales, Usandivaras, De los Ríos, etcétera). Tal como se aprecia una interesante y casi desconocida revista con artículos científicos, literarios e históricos en los albores del siglo XX salteño.

 

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