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6 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La intolerable tolerancia

Martes, 23 de abril de 2024 01:54

Hay un momento en el que cada hombre sabe para siempre quién es. En la sesión de apertura a sesiones extraordinarias el 1 de marzo del Congreso de la Nación, el presidente Javier Milei pronunció el tradicional discurso al dar cuenta del estado de la nación repitió las ofensas que usualmente profiere, por las redes sociales, a los diputados y senadores más su latiguillo del "estado criminal".

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Hay un momento en el que cada hombre sabe para siempre quién es. En la sesión de apertura a sesiones extraordinarias el 1 de marzo del Congreso de la Nación, el presidente Javier Milei pronunció el tradicional discurso al dar cuenta del estado de la nación repitió las ofensas que usualmente profiere, por las redes sociales, a los diputados y senadores más su latiguillo del "estado criminal".

Esta acción por el tono, las palabras, la forma y el escenario, que perturba la relación política entre los representantes, nos debe alertar; para no naturalizar dichos que contradicen el espíritu de la constitución – vigente desde 1853 – basados en un pacto de convivencia plural y pacífica,

Esa vez – no por X, el antiguo Twitter – puso a prueba al auditorio diciéndole a pocos metros de las caras de los parlamentarios, jueces de la Corte, diplomáticos, gobernadores y periodistas que allí estaban "los enriquecidos por la política, los legisladores coimeros y los periodistas ensobrados".

Decimos que puso a prueba al auditorio, porque todo el auditorio, los que estaban en los palcos como los que miraban y escuchaban por la cadena nacional de radio y TV, y también quienes estaban en las bancas, y con especial fervor, los fanáticos que gritaban desde uno de los balcones que dan al hemiciclo del congreso de la nación; todos – para bien o para mal – esperaban las reacciones de quienes no deberían permitir ser deshonrados en público.

Esperábamos y nos preguntábamos ¿algún legislador anunció que efectuará una moción de cuestión de privilegio para salvaguardar el libre ejercicio del mandato de los diputados y la dignidad del Congreso? Parecía no haber noticias al respecto, algunos decían, con la moral de Tartufo (*), que "estos son otros tiempos".

Aunque, la última semana sí hubo noticias que desmienten a estos tiempos, donde la calumnia y la injuria proclamadas desde el pináculo del poder son moneda corriente; es el caso del periodista Jorge Lanata, cuando el presidente de la Nación da a entender, por un posteo en X, que hace falta un sobre con dinero para mentir. Se había enojado porque Lanata puso en duda la legitimidad de invitar al embajador de otro país (en este caso, Israel), a una reunión de Gabinete.

Al respecto, Lanata anunció una cuádruple demanda por calumnias e injurias en los fueros civil y penal, porque habla de "sobres sin pruebas", es decir, por haber sido acusado de un delito que no cometió y que hará valer sus derechos a no ser que el presidente se retracte y pida disculpas por sus dichos.

Estos dos hechos políticos se vinculan, ya que en los dos hay un denominador común: la calumnia y la injuria.

Entonces, en la apertura de las sesiones, los legisladores, en ese momento cada uno supo quién es, aceptando que se los deshonrara y agraviara; al igual que Lanata, supo quién es no aceptando la deshonra de ser calumniado e injuriado. Porque como escribía Borges en «Biografía de Tadeo Isidoro Cruz" "cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es".

Tartufo es el personaje central de la comedia satírica de Moliere, estrenada en 1669 y representa al impostor, que exhibe obsecuencia y falsa devoción.

 

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